María Elena se halla delicada de salud, y durante su última hospitalización presiente que los postreros días de su vida se acercan. Por tanto, su mayor deseo es regresar a casa cuanto antes, y a comienzos de diciembre se concreta ese anhelo. Cierta noche de insomnio, su hijo Andrés rememora los recuerdos sentimentales de la vida pasada de su madre, que ella misma le narrara pocos días antes, y evoca, entre otras cosas, una irreflexiva aventura juvenil de su propia vida.
A medida que transcurren los días se agrava la salud de María Elena, y se intensifica en ella el deseo de ser visitada por sus hijos ausentes, especialmente por Marcos, quien anunciara su visita en compañía de su esposa e hijo, a quienes María Elena no conoce; una espera cuyo final cautiva el corazón de todos.
La segunda parte del libro es una serie de poemas inspirados en el sentido de la vida, los recuerdos, los sentimientos, la incertidumbre, la imaginación, el amor y la relación con Dios.
