Tomás juega siempre con su tÃtere hasta que pasa por una tienda de juguetes en la que hay otros muchos tÃteres y juguetes más bonitos. Decide deshacerse del pequeño tÃtere, tirándolo por la ventana. Este pasará a ser el juguete de una camada de perros, hasta que el dueño de los perros lo tira a la basura. En los contenedores, lo recoge un trapero. Tomás, mientras tanto, lo echa mucho de menos, ya que ningún otro le hace reÃr igual. La abuela de Tomás se encuentra con el trapero que tenÃa al tÃtere y se lo cambia por unos cuantos trapos viejos. La abuela de Tomás lo repara y se lo envÃa de regalo sorpresa a su nieto, para que vuelva a reÃr con él.