Jana es la segunda de seis hermanos. Todos la llaman así, aunque en realidad se llama María Juana, y es ella quien narra las historias que le ocurren a su familia en un pueblo en el que los atardeceres rojos son el mayor atractivo. Para Jana los adultos son muy particulares y le dejan enseñanzas que poco a poco definirán su carácter. Entre ellos está su abuela, que le cuenta historias de vez en cuando, y su madre de quien aprende el nombre de ese cielo que parece un incendio cuando cae la tarde. A través de los ojos de Jana desfilan acontecimientos familiares y sociales, tal como ella los percibe: la situación económica de su familia, su dificultad para aprender matemáticas y, sobretodo, la relación que poco a poco va estableciendo con la literatura gracias a su mejor amigo, Ismael, quien parece haber leído todos los libros, y a una vecina que en un momento crucial le presta libros de su biblioteca personal.
