Hubo un tiempo en que mujeres desdentadas removテュan calderos y oficiaban el amor y la muerte con filtros mテ。gicos y venenos insidiosos. En ese tiempo los relatos de brujas infundテュan terror sin preguntas y se escuchaban con asentimiento silencioso entre las personas de todas las edades. Hubo un tiempo en que la Inquisiciテウn clasificテウ todas las formas y disfraces posibles que podテュan adoptar estas siervas del Diablo. El Malleus Maleficarum, esa tipologテュa obsesionada, se proponテュa no dejar a ninguna fuera del abrigo purificador de las llamas. Poco a poco esos tiempos pasaron. El Iluminismo y las dentaduras postizas hicieron su parte y las brujas quedaron confinadas a los terrores de la infancia, a las ilustraciones estereotipadas de libros para niテアos