«El relato de Nessim, nieto de judÃos oriundos de Palestina en la época del Imperio Otomano, oscila entre el remoto pasado familiar en Beirut y el Cairo con las noticias de la matanza perpetrada por las Falanges Libanesas encuadradas por Sharon. La evocación de unos tiempos borrados, de la casa familiar abandonada y vacÃa, del cementerio marÃtimo de una comunidad extinta acompaña su recorrido solitario del espacio en el que transcurrió su niñez ( ) La visita de Nessim a la tierra de sus ancestros palestinos, en plena guerra de LÃbano y tras el horror de Sabra y Chatila, le hará apurar hasta la hez la copa de la amargura: la cruel reiteración de la historia. Los recuerdos se yuxtaponen, los espacios se mezclan, su discurso febril es el de un exiliado por partida doble, de alguien privado de la dimensión milenaria que daba sentido a su vida. De ahà el epÃgrafe de uno de los capÃtulos del libro que da su tÃtulo a la novela: Si es cierto que mil años pueden transcurrir como un dÃa, nada impide que un dÃa transcurra como mil años ». (Del «Preliminar» de Juan Goytisolo.)