Cuánta belleza habita en las cosas más pequeñas, en los hechos más simples, algo que Wagner muestra en pocas palabras, sin caer en la cursilería. Este maravilloso libro, humilde y lleno de encanto e inteligencia, nos habla de la felicidad y de la extrañeza de ser padre e hijo a la vez: el narrador se sorprende ante el pensamiento mágico de su hija, se maravilla ante sus juegos y progresos con el lenguaje al mismo tiempo que se acerca a las grandes preguntas: ¿qué significa estar en el mundo? ¿Qué es la vida? ¿Y por qué el carrito del bebé se estropea siempre cuando más lo necesitamos? Cuando miras a tu hijo o hija se despiertan recuerdos del hijo que fuiste alguna vez y sobre el que tus padres u otros mayores te han hablado.
