Ejercicio de introspecciÂón de un abogado de toga, curtido en la distancia que media entre la intimidad el bufete y la realidad que se abre camino en los pasillos del foro, sobre el sentido de la profesiÂón de la abogac¡a como instrumento de la convivencia civil: tal es el sentido de la obra. Contribuir, pues, a que se conozca mejor esta profesiÂón, en realidad mucho mÂás apreciada de lo que parece incomprendida, es el esp¡ritu que anima a esta publicaciÂón. Parte de nuestro recorrido investigador de la constataciÂón del dato concreto de la despreocupaciÂón que los afanes concernientes a la Ciencia del Derecho muestran al respecto de la Abogac¡a como profesiÂón jur¡dica. Y es que no puede decirse que este oficio haya constituido objeto prioritario de tratamiento acadÂémico. En este contexto de reafirmaciÂón de la Abogac¡a en el espacio social e inconstitucional de nuestras Democracias, y en la consiguiente floraciÂón de inquietudes sobre la peripecia profesional de los abogados, que este libero se inscribe y en ellas bebe. As¡, esta panorÂámica muestra como la tensiÂón entre las pulsiones de las sociedades con ansias de libertad y las desconfianzas con que los poderes recib¡an a los campeones forenses de tales pulsiones ?tensiÂón bien expresada en las variadas circunstancias y coyunturas histÂóricas que, por lo demÂás infructuosamente se afanaron en su supresiÂón o estrecho control-, se resuelve en la s¡ntesis de la configuraciÂón de un oficio asentado constitucionalmente como ministerio publico del derecho de defensa jur¡dica, ejercido de modo liberal por profesionales privados independientes, sin cuyo concurso no es posible la convivencia c¡vica, que es la meta de todo orden jur¡dico.
